Desde el exterior, Villa Karamiso destaca por su arquitectura limpia y abierta, donde las líneas minimalistas y los grandes ventanales permiten una conexión total con el entorno natural. Los materiales elegidos, como la madera blanqueada, aportan una calidez sutil al tiempo que reflejan la luz solar. Estos tonos claros, casi arena, evocan la playa cercana y crean una atmósfera relajante nada más cruzar el umbral.

En el interior, cada espacio ha sido diseñado para promover la fluidez y la luz. El salón, con su enorme ventanal panorámico, ofrece una vista panorámica del exterior, prolongada por una piscina infinita que parece fundirse con el horizonte del mar.

Las estancias, amplias e íntimas, también están bañadas de luz. Están decoradas en tonos neutros y claros, con tejidos naturales como el lino y el algodón, reforzando esta sensación de suavidad y bienestar. Cada habitación invita al relax, con vistas despejadas al exterior, permitiéndote recargar energías en un entorno en armonía con la naturaleza.